Cuatro de cada diez adolescentes de la provincia de Huelva han jugado alguna vez en su vida a juegos de apuestas

Diputación presenta un novedoso estudio realizado junto a la Universidad “Miguel Hernández”, en el que han participado 2.346 alumnos y alumnas de 14 a 19 años


Cuatro de cada diez adolescentes de la provincia de Huelva, un 39,1%, han jugado alguna vez en su vida a juegos de apuestas, aunque sólo un 3,6% se sitúa en esa franja de riesgo en la que el juego les está ocasionando algunos problemas o puede causárselos en el futuro.

Estas son las dos principales conclusiones del “Estudio del juego de apuestas en adolescentes en la provincia de Huelva”, propiciado por Diputación, a través de su Unidad de Prevención Social, junto a la Universidad “Miguel Hernández” de Elche.

El estudio, que no sólo analiza los hábitos de juego de apuestas y los factores de riesgo psicosociales de una muestra representativa de adolescentes de nuestra provincia, sino que recomienda propuestas preventivas eficaces derivadas de los resultados obtenidos, ha sido presentado esta mañana por el diputado de Bienestar Social, Salvador Gómez, y el profesor Daniel Lloret.

El diputado, que ha recordado que la iniciativa es consecuencia de la preocupación de Diputación por los datos que señalan que en Europa, pese a que la ley impide a los menores apostar, el 14% de los estudiantes de 15 y 16 años confiesan haberlo hecho alguna vez, y el 7% frecuentemente durante los últimos doce meses, ha señalado que con este estudio se pretende “sensibilizar sobre las consecuencias negativas del juego de apuestas, implementando intervenciones preventivas en nuestra provincia”.

Para ello, según ha señalado, se difundirá el documento a las familias, comunidad educativa, comunidad científica y a la población en general, ya que la ludopatía “se opone al deseo de Diputación de una juventud onubense sana física y mentalmente”.

Salvador Gómez ha afirmado que la Diputación de Huelva es “referente provincial en políticas preventivas que tienen a los jóvenes como objeto prioritario de actuación”. Por ello, ha mostrado su satisfacción por poner a disposición de la provincia “este estudio novedoso y riguroso, que estoy seguro será de mucha utilidad para el diseño e implementación de futuras propuestas preventivas”.

Por su parte, Daniel Lloret, autor del estudio, junto con el también profesor del Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad “Miguel Hernández”, Víctor Cabrera, ha resaltado que las conclusiones del estudio merecen una profunda reflexión, ya que nos encontramos ante una conducta adictiva al mismo nivel que las drogas y el alcohol, y está demostrado que el menor que apuesta una vez tiene el 70% de probabilidades de volver a hacerlo de nuevo.

Lloret ha informado que en el estudio han participado un total de 2.346 alumnas y alumnos de tercero y cuarto de ESO y primero de Bachillerato, de edades comprendidas entre los 14 y 19 años, procedentes de trece centros educativos de doce municipios de seis comarcas de la provincia: Andévalo, Condado, Costa Occidental, Cuenca Minera, área Metropolitana y Sierra de Aracena.

También, que el trabajo de campo se ha realizado de abril a junio de 2018 y que entre sus conclusiones destacan, además, que la mayor prevalencia de juego referida a los últimos 30 días se da a los 16 años; que los chicos superan a las chicas (63,5% chicos y 36,5% chicas); y que si bien todas las comarcas presentan niveles similares de juego de riesgo, el Andévalo destaca por la presencia de un porcentaje mayor.

Sobre las características personales de los adolescentes, el autor del estudio ha señalado que una menor percepción de riesgo se relaciona con mayor frecuencia de juego; y que es una percepción muy difundida entre los jóvenes participantes creer que mantienen control sobre el mismo. Entre las motivaciones para jugar ha destacado, en primer lugar, la baja tolerancia al aburrimiento, la motivación financiera (los jóvenes onubenses juegan para ganar dinero), la motivación social (la presión del grupo), la motivación del placer, al considerar los jóvenes que el juego es excitante y divertido; y por último, aunque es la motivación que más crece con la severidad del juego, la utilización de éste como recurso para solucionar problemas.

Además de la necesidad de sensibilización sobre las consecuencias negativas del juego, otras  recomendaciones del estudio apuntan a entrenar y reforzar la capacidad del menor para resistir la presión del grupo; identificar normas y límites que reduzcan o impidan la accesibilidad del menor al juego, y fomentar una postura crítica ante los mensajes publicitarios que incitan a jugar, ya que los chavales que ven más publicidad juegan más, con más intensidad y más frecuencia.

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