Ruta Sur: fortificaciones señoriales de la Tierra Llana

La conquista de Niebla por Alfonso X el Sabio en 1262 puso fin a la andadura del reino taifa iliplense, vasallo de Castilla desde la toma de la capital almohade por Fernando III, constituyéndose un vasto concejo de realengo que demarcó en origen un amplio territorio antes gestionado bajo los dominios musulmanes de al-Gharb al-Andalus. Las dificultades para la repoblación y puesta en producción de estas extensas tierras, que derivó en crisis acaecida a lo largo del s.XIV, unido a las rivalidades frente a los señores de Gibraleón y Huelva, terminaron por fragilizar el control ejercido por la autoridad concejil, dimanando de ello un proceso de señorialización del territorio, que se tradujo en la proliferación de señoríos jurisdiccionales occidentales que oponían su poder e influencia a la consolidación e incremento de la significación de los mismos frente al poder concejil, que terminaría conduciendo a la entrega del propio Concejo de Realengo de Niebla al linaje nobiliario de los Guzmán en 1368.

La centralidad ejercida en el extremo suroccidental de la Península Ibérica por Sevilla, erigida en capital del reino, centralizador de tráfico fluvial a través del Guadalquivir y del marítimo a través de la Bahía de Cádiz, así como el protagonismo bélico en la frontera con el reino nazarí de Granada, han venido postergando a estas tierras pertenecientes al amplísimo señorío jurisdiccional de Niebla, volcado hacia el atlántico, hacia un papel más que discreto en la trascendencia de su conocimiento histórico y, por ende, de la significación de sus fortalezas. La dimensión simbólica de estas fortificaciones que encarnan el poder señorial y los equilibrios territoriales articulados en torno a los mismos y a las vías de tránsito terrestre, fluvial y marítimo que surcaron el territorio hacia tierras algarbías y del Alentejo portugués, definiendo un paisaje cultural en el que los castillos, torres y fortalezas ejercen de hitos que permiten su articulación espacial, condensando simbólicamente el ejercicio sobre esas sociedades medievales de su dominio y autoridad.

Además de las fortalezas incluidas en el itinerario cultural, que se corresponden con aquellos castillos cuyo estado de conservación habita y permite una visita pública, es necesario referir también aquellas otras fortalezas hoy desaparecidas, pero que estuvieron dotadas de un protagonismo histórico para la articulación defensiva del territorio y el entendimiento de las pugnas jurisdiccionales entre intereses aristocráticos de la nobleza, como es el caso del castillo de Ayamonte, el castillo de Arca de Buey, el de Lepe, La Redondela, el de Trigueros o el de Calañas, referidos en la documentación histórica.

La ruta patrimonial definida engloba las fortificaciones señoriales que surgieron tras la referida atomización del Concejo de Niebla, fragmentándose estas tierras en origen afectas a la autoridad regia en diversos señoríos jurisdiccionales que se corresponde con un territorio dotado de gran coherencia geográfica, asentado en la Tierra Llana onubense y los dominios del Algarbe y Baixo Alentejo portugués, dotado de una unidad histórica que permite ilustrar un pasado común, que hoy conforma un acervo cultural compartido. El Concejo de Niebla se extendía desde los dominios meridionales de Sierra Morena, lindando en sus extremos horizontales con el reino de Portugal hacia el Este y la Tierra de Sevilla hacia el Oeste, avanzando hacia las marismas del Guadalquivir, encontrándose flanqueado por los dominios de Huelva y Gibraleón, y más al Sudoeste con el señorío de Ayamonte, antaño conquistado junto con Aljayar da Penha por fuerzas santiaguistas en apoyo en armas al reino de Portugal. No debemos olvidar que en estas demarcaciones confluyeron las vanguardias portuguesas y castellano-leonesas en su expansión territorial hacia esta franja suroccidental, constituyendo una tierra de Frontera en el que hubieron de demarcarse sus dominios jurisdiccionales, que definían el ejercicio de la autoridad de ambos reinos cristianos peninsulares de Castilla y León y Portugal.

Los castillos que integran esta ruta son los siguientes:

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